Al final de la partida después de haber pasado infinitas noches en vela en las que salías a ver el mar y veías las gotas de rocío depositadas en las hierbas te das cuenta que siempre habíamos ido sin frenos, te decía que me soltaras las manos y tú me decías que no… te pregunte de dónde venias? Y, no me contestaste.
Pensé en dejar atrás esa sensación pero algo me recordó que no hay que dejar atrás lo vivido, te detienes y recuerdas que éramos simplemente dos conocidos y llegas a la conclusión de que este juego va a ser infinito.
Decepciones, remordimientos y errores que no son un paso atrás son un paso más, nada es comparable y si, nunca se van aquellos sentimientos de nostalgia. Y aunque todo ha terminado yo creo que de hecho todo está empezando… aún quedan vicios por perfeccionar…
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