martes, 3 de enero de 2012

SECUELAS

Alguna vez o tiempo recuerdas que podíamos estar juntos o ser juntos, vivir, morir… recuerdas que un buen día fuimos enamorados de un amor enjaulado, actores de una obra sin guion, sin título, sin público…
A los pies del silencio, rey de la noche, nuestros cuerpos inertes están cansados. De golpe de la mañana a la tarde, sin luz en la oscuridad, nuestra guarida deja de estar llena de pasión y sentimiento, en ella de pronto dejan de existir príncipes y princesas. Tras infinitas idas y venidas por avenidas nuestras hazañas decidieron plantarse, fueron ellas, las únicas capaces de reaccionar y de darse cuenta de hasta donde habíamos sido capaces de llegar… ese nuestro insano, ni contigo, ni sin ti había llegado demasiado lejos, no era bueno ni para ti, ni para mí, ni para ella. Nos encontrábamos en ese punto de o parto o muerte.
Era el momento de separarnos de ese mundo de un pequeño impulso, ese mundo que nos marcaba cada día con algún arañazo y que a la vez nos colgaba alguna pequeña medalla, en ese mundo en el que no parábamos de cometer hechos que nos convertían en grandes o miserables.
Y si, el hecho de vivir deja secuelas pero son ellas las que nos mantienen vivos.

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